La música es, y ha sido siempre, mi leitmotiv. Me acompaña desde pequeña en todo y he hecho de ella mi forma de vida. Pero no entiendo la música si no es para compartirla, pues si hay algo que me guste más que la propia música es poder trabajar con ella para ayudar a los demás.

Me gusta cuidar de los pequeños detalles y adaptarme a las necesidades de mis usuarios en cada momento. Preparo mis sesiones de manera consciente pero amo la espontaneidad que el lenguaje musical aporta. La capacidad de improvisación es algo que considero indispensable para la musicoterapia. Por eso intento que mis sesiones sean dinámicas, divertidas y diferentes.

Desde mis primeras sesiones como musicoterapeuta he trabajado siempre con los más pequeños de la casa y sus familias. Pudiendo disfrutar junto a ellas de verlos crecer. Este no es mi único hábito de especialización pero sí es del que más disfruto. No hay mayor recompensa que la risa de un niño y su mamá. Estoy muy feliz de formar parte del equipo de AGAPE.